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La disfagia es una alteración asociada a las molestias o problemas al tragar. La persona que padece esta enfermedad tiene dificultades para formar en la boca el bolo alimenticio (la porción de alimento que se debe tragar) o para que el bolo se desplace desde la boca hasta el estómago.
Muchas veces las causas de la disfagia o molestias al tragar son algunas enfermedades que provocan un mal funcionamiento de la lengua o de los músculos de la garganta y el esófago. Por ejemplo, las causas de la disfagia pueden ser un accidente cerebrovascular, la presencia de tumores o masas en la garganta, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Párkinson, una traqueotomía, etc.
En las personas mayores, las causas de la disfagia puede deberse a otros factores: fragilidad, producción escasa de saliva, lesiones en la lengua o encías.
Esta enfermedad puede ser peligrosa porque puede provocar problemas respiratorios y nutricionales. Para evitarlo, hay que realizar un plan de cuidados específicos como tratamiento de la disfagia. Lo más importante es modificar la consistencia de los alimentos y realizar ejercicios para preparar mejor en la boca la comida que se va a tragar.
El plan de cuidados específicos para las molestias al tragar consiste en:
Para intentar superar los problemas al tragar, lo más importante es modificar la consistencia de los alimentos y de los líquidos. Los líquidos espesados y los sólidos triturados facilitan la formación del bolo alimenticio en la boca. Así se evita aspirar los alimentos (es decir, que vayan al pulmón en lugar de al estómago) y que se produzcan ahogos e infecciones respiratorias. Se facilitan a continuación algunos consejos:
Debido al elevado riesgo de atragantamiento o de aspiración a las vías respiratorias, las personas con disfagia o con dificultades para tragar líquidos no pueden ingerir agua u otros líquidos de forma natural, por lo que es necesario modificar la viscosidad de los líquidos:
Si a pesar de estas indicaciones usted sigue con molestias y problemas al tragar y pierde peso, consúltelo con su especialista.
B. Administrar los alimentos y líquidos en pequeñas cantidadesCualquier alimento triturado o bebida espesada tomado en pequeñas cantidades facilita la formación del bolo y disminuye el riesgo de tragarlo de forma inadecuada. Por lo tanto, a la hora de comer utilice cucharitas de postre: coma y beba lo que cabe en cada cucharadita. Evite las pajitas y las jeringas de alimentación si tiene disfagia.
Estimular la apertura de la boca tocando el labio inferior con la punta de una cuchara (fría, si puede ser) y apretándola suavemente contra el labio. Al colocar la comida en la boca, se debe poner la cuchara en medio de la lengua ejerciendo una ligera presión hacia abajo. Comprobar que la boca está vacía después de cada cucharada. Entre comida y comida puede introducirse la cuchara en agua helada ya que la sensación de frío ayuda a mejorar el reflejo de la deglución.
Observe si durante la comida le ocurre alguna de las siguientes cosas:
Las bebidas deben formar una masa suave y uniforme, sin grumos ni dobles texturas. Cada persona requiere de una consistencia diferente según su situación: más líquida (tipo néctar) o más espesa (tipo pudding). Consulte con su médico para que le indique cuál es la consistencia más indicada según su capacidad para tragar.
Desde la aparición de un trastorno de la deglución, existe un riesgo de desnutrición debido a la disminución de la ingesta. Es, por tanto, necesario establecer un tratamiento para la disfagia gracias a un plan de cuidados específicos, adaptar la textura de las comidas y bebidas y asegurar una alimentación adecuada y suficiente.
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