A medida que envejecemos, no resulta infrecuente que perdamos algunas de nuestras facultades mentales, así como capacidad funcional. La condición clínica que se caracteriza por la presencia de una pérdida de fuerza y resistencia muscular, por una disminución de la función de distintos órganos y sistemas fisiológicos y por un aumento de la vulnerabilidad individual para desarrollar dependencia o fallecer, se conoce como fragilidad1.
En la persona frágil, la desnutrición está considerada como una de las principales manifestaciones clínicas que puede acelerar o potenciar el llamado “círculo vicioso de la fragilidad” con posibles consecuencias tales como2: disfunciones del sistema inmunitario y aumento del riesgo de infección, riesgo aumentado de patología aguda, mayor riesgo de caídas y fracturas debido a la disminución de la masa y fuerza muscular, mayor riesgo de institucionalización y hospitalización.
Para revertir la desnutrición o mejorar el estado nutricional, mitigar o prevenir los efectos de la fragilidad, recuperar masa y fuerza muscular y acelerar la recuperación funcional en ancianos desnutridos frágiles, uno de los tratamientos que ha demostrado ser más eficaz es el de seguir una dieta rica en proteínas combinada con un plan de ejercicio físico1,3,4. Consulte con un especialista clínico para una valoración y un tratamiento adecuado.
1 Morley JE, Vellas B, Abellan van Kan G, et al. Frailty Consensus: A Call to Action. J Am Med Dir Assoc 2013; 14:392-7.
2 Pel-Littel RE et al. “Frailty: defining and measuring of a concept”. J Nutr Health Aging 2009; 13(4):390-394.
3 Volkert D et al. ESPEN “Guidelines on Enteral Nutrition: Geriatrics”. Clin Nutr 2006; 25: 330–360.
4 Abizanda P et al. Effects of an Oral Nutritional Supplementation Plus Physical Exercise Intervention on the Physical Function, Nutritional Status, and Quality of Life in Frail Institutionalized Older Adults: The ACTIVNES Study. JAMDA 2015; 16 (5): 439.e9–439.e16 http://www.jamda.com/article/S1525-8610(15)00150-4/pdf